Querido diario, hace poco me cuestionaba sobre las diferentes situaciones que han pasado los padres a lo largo de la situación actual y sobre lo que implicaba ser padres en momentos como este. Cuando era pequeña me preguntaba ¿Qué significa ser padres?, y muchas veces al ver a los míos encontraba la mejor respuesta. Es claro que los contextos son diferentes, mucho más en este año.
Pero para mí ser padre significa, entregar sin esperar, aceptar sin reprochar, decidir y amar. Ser padre implica pensar en sí mismos para poder pensar en nuestros hijos, aunque esto sea muchas veces al revés. Me preguntaba ¿qué significado tiene para ti?, ¿si te preparaste o si te estás preparando para desarrollar tu mejor rol?, o si ¿tendrás idea si lo hiciste, lo haces o lo harás bien?
Ser padre implica tener el valor para ser pacientes y tratar de entender a los pequeños, ponerse en sus zapatos, pues no todos aprendemos al mismo ritmo. Significa dar tiempo y espacio, desconectándonos de nuestra carga, sea laboral o casera, y sé que estos meses parece un poco difícil hacerlo, ya que todos estamos dependientes de la conectividad. Pero necesitamos poder disfrutar momentos junto a ellos y aprender de los errores y horrores que se puedan cometer, esto ayuda a conocernos mucho más, de paso forjar confianza, entregar amor y demostrar la importancia e interés en los pequeños. ELLOS NECESITAN DE ESTO, NECESITAN DE TI, Y TÚ NECESITAS DE ELLOS. Hay que déjalos que se equivoquen, que se ensucien la ropa, que gasten los lápices, hay que déjalos aprender de ellos mismos, mientras estemos nosotros presentes es mucho mejor, pero también hay que dejarlos que sean capaces de tener pequeñas responsabilidades, como encender la computadora, o cuidar el celular mientras trabaja en clases, ¿por qué? Porque mientras exploran, juegan, adquieres pequeñas responsabilidades, mientras lo intentan millones de veces, ellos APRENDEN, y tenemos la obligación de ser su principal cómplice. No permitamos que pierdan su infancia y como lo leí por algún lado, a los niños lo mejor que se le podemos regalar son buenos recuerdos, yo diría que, a toda persona, pero comenzando por los más chiquitines.
Tal vez al ser padre se cree que no se puede con tantas responsabilidades, sobre todos en estos momentos, pero calma ¡NO ENTREMOS EN ESTADO DE EMERGENCIA! No nos saturemos pensando en que no se puede con tantas actividades, el trabajo extra en línea, las clases de los niños, las cosas de casa, entre más, permitamos que los pequeños sean partícipes de las pequeñas responsabilidades de casa, pelar los frijoles, cómo el ordenar la mesa, poner los cubiertos, ordenar su escritorio, tender la cama, acomodar los cojines de la sala. Esto lo llevará a mantenerlos ocupados, mientras se desarrollan, y evitar que estén “aburridos” o tenerlos conectados a una pantalla todo el día “para que no moleste”, el abrumarte de cosas puede llevar al mal humor, y lanzar dragones “come esencia” por todos lados, y me refiero a dragones “come esencia” a los gritos que pueden pegar en el día. Cada vez que se grita a un niño, se le hace más daño que castigándole físicamente, al gritarle le destruyes la autoestima, creas en él miedo hacia ti, puedes perder el respeto, forma un mal desarrollo emocional, ocurre un bloqueo emocional, esto se da en situaciones intensas, el cerebro se bloquea para protegerse del daño, al gritarle a un niño pierdes la capacidad de influir en él de manera correcta. Cada vez que quieras gritar, respira y piensa si le quieres hacer tanto daño a tu hijo. Por el contrario, en vez de gritar puedes calmarte, y con paciencia resaltar lo que debe mejorar, también dile lo que te gusta de él, lo que hace correcto o no, ¡díselo! Corrígelo con paciencia que con esto formas su identidad e imagen personal. ¿alguna vez te has preguntado cuantas veces gritas en un día?
Descubre en ellos sus habilidades, sus defectos, explota su imaginación, creatividad, y vitalidad, para que los hagas crecer desde adentro. No olvides que los niños son el espejo tuyo, así que como padre acéptate y enséñales a aceptarse a sí mismo, permítete equivocarte, y enséñales que no está mal equivocarse, ayúdale a tus hijos a aprender de los errores, amate mucho para que ellos se amen a sí mismos, aprende y enséñale a pedir y a aceptar disculpas y porque no, permitir y enseñar a felicitarse, a felicitar y recibir felicitaciones, cada vez que se logre algo que nos ayude a crecer desde adentro.
Como padre no permitas que pase el tiempo y no disfrutes o no hagas disfrutar a tu pequeño de su infancia, recuerda que no siempre podrás estar para él, toma la decisión de educar en lo correcto, para que cuando sea grande esté agradecido y sea mejor que tú. Y cómo lo dijo Pitágoras: “si educas a los niños, no será necesario castigar a los hombres”.
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